J. R. Capablanca, 7 de Octubre de 1925
Mi querido hijo:
Deberás guardar esta carta para leerla nuevamente cuando tengas 21 años porque las cosas que no conozcas o entiendas ahora, seguro que comprenderás entonces. Antes que nada, siempre respeta y ama a tu madre por encima de todas las cosas. Nunca le mientas, cuéntale la verdad. Tu padre, que te escribe estas líneas, tiene la reputación en este mundo de ser una persona honesta – muy sincera y honorable.
Procura imitarme en estas cosas. Sé estudioso y fuerte, para que puedas defender a tu madre y a tu hermana, tanto con la mente como con tus manos. Sea lo que fuere que estudies recuerda que por encima de todas las cosas deberás defender tus intereses y los de tu familia. Cuando los tengas defendidos, si prefieres hacer otra cosa, concéntrate entonces en lo que te guste. No olvides que el mejor periodo de la vida de un hombre es su época de estudiante. Como niño no te lo parecerá tanto, pero cuando hayas alcanzado la barrera de los cuarenta años, verás cuanta verdad hay en lo que ahora te digo.
En el plano físico, hay dos cosas que deberás aprender a hacer bien: nadar y boxear, para que te puedas defender tanto en mar como en tierra. Esto no significa que tengas que estar a menudo peleándote, sino que debes estar preparado por si fuera necesario.
Intenta ser un hombre con una cultura versátil. No hay nada en el mundo más entretenido que la lectura. Los libros son tambien necesarios para sentirnos útiles ante la humanidad. Si decides rechazarlos, por favor, nunca juegues a los naipes, fumes o bebas alcohol de ninguna clase. Son cosas que en gran medida acortan la vida, debilitando a los hombres tanto física, como intelectualmente y moralmente.
Sé una persona honesta y un buen hombre.
Hijo mío, recibe un abrazo con todo el cariño, de tu padre,
J.R. CAPABLANCA.
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